Esta más que confirmado que para el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau el supuesto “derecho” que tienen las mujeres en asesinar a sus propios bebés en sus entrañas es un tema que no está en discusión, dejando a los próvida sin voz ni voto.
Para este despiadado sujeto, promover la agenda de Lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI) es su prioridad, pues desde que llegó al gobierno no ha parado en aprobar y favorecer leyes homosexuales.
Prueba de ello es que el gobierno liberal y pervertido de Trudeau decidiera que todas las empresas próvida no pueden recibir fondos públicos para contratar a becarios durante en verano, pero esto no es todo, sino que viene presionando de manera directa al Primer Ministro de Irlanda para que este apruebe ya el aborto.
Justin Trudeau, se ha caracterizado por ser un político liberal que responde sin ningún tipo de problema todos los temas polémicos que aquejan a su país, mostrando abiertamente su favoritismo a leyes inhumanas como el aborto.
Asimismo, en una de sus últimas conferencias que brindó el Primer Ministro de la “desgracia”, Justin Trudeau le preguntaron acerca de la libertad de expresión y el odio dado en Canadá si una persona se reconoce como próvida, pues es insultado y rechazado; mientras que un personaje proaborto recibe aplausos y reconocimiento.
De manera muy astuta Trudeau respondió que reconoce que tiene derecho a pensar y a decir lo que quiera, pero no a querer imponer a los demás sus ideas.
“Las mujeres han luchado por generaciones para poder decidir qué hacer con su cuerpo y para decidir cuando y con quien tener hijos. Este es un derecho fundamental en Canadá que hemos establecido y hay asociaciones de fuera que quieren acabar con él”, agregó Justin Trudeau.
Tal parece que tanta agenda LGBTI ha carcomido su cerebro y su corazón. No es posible que en pleno siglo XXI existan personas que pisoteen y maten sin ningún remordimiento el derecho de los no nacidos, camuflando estos asesinatos con supuestos derechos de la mujer. Sin duda alguna el Primer Ministro de Canadá perdió hace mucho tiempo la razón y la decencia.