Ankara, capital de Turquía no se anda con rodeos. Las autoridades turcas no consentirán a las asociaciones LGTBI, que interrumpan la tranquilidad de la sociedad. Por este motivo, han prohibido todo tipo de manifestaciones donde se observe flamear la bandera gay.
El Gobierno turco decidió proteger la salud y la moral
de sus ciudadanos prohibiendo la agenda LGTB, buena decisión.
Esta iniciativa no agradó en nada a la Unión Europea, los abanderados en promover la agenda LGTBI, quienes la financian y obligan a gobiernos en imponer adoctrinamiento sexual, bajo la perspectiva de ideología de género.
El Gobierno de Ankara no permitirá «actos como proyecciones de cine,
obras de teatro, mesas redondas, charlas o exposiciones»
organizados por asociaciones LGTB, porque «pueden herir sensibilidades».
A través de un comunicado, el gobernador anunció públicamente la prohibición de actos como “proyecciones de cine, obras de teatro, mesas redondas, charlas o exposiciones pro-LGTB”. A fin de garantizar el orden público, prevenir delitos, garantizar la salud y moral públicas y proteger los derechos y libertades de los demás.
El comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks, ha mostrado su rechazo por esta iniciativa, considerándola como “deplorable”; la opinión se respeta, pero que no es compartida.
Esta medida se aplicó al inicio del festival de cine alemán, que tenía una programación totalmente LGBTI, este evento fue promovido por la asociación Pembe Hayat (Vida Rosa). Donde los contenidos herían la sensibilidad de la ciudadanía. Turquía ha demostrado que no se amilana ante el poder y control de la Unión Europea.