A días de celebrar el “Día de la Madre”, la vocal del Comité Asesor de Ética en la Investigación Científica y Técnica, la Dra. Mónica López Barahona, pone en mesa de debate argumentos sólidos que ridiculizan a todo aquel que apoya el negocio por los vientres de alquiler.
Entre el círculo de los ridiculizados se encuentra el nuevo presidente de Francia, Emmanuele Macron, quien es antifamilia y pro-ideología de género que apoya fielmente la explotación de la mujer, reduciendo tanto a la madre y al niño, como buen especialista en inversión bancario, estaría priorizando antes el dinero que al ser humano.
A través de un informe, López revela la realidad de esta práctica. “primum non nocere, primero no hacer daño”, es el principio de la ética de la medicina, esto no debería “excluir toda posibilidad de generar un daño a la salud de la madre gestante, de la donante y del niño”.
Los riesgos de la mujer puede padecer es de cáncer por estar expuesta a numerosos ciclos hormonales para salir embarazada. También, sufrir del “Síndrome de hiperestimulación ovárica”, se produce por estar sometida a constantes tratamientos para estar fértil.
“El 20% de madres de alquiler necesitan de ayuda psicológica”, no solo ella sino también su bebé, porque es importante la presencia del vínculo de apego entre ambos (madre e hijo) durante y después del embarazo, pero también se puede presentar un parto prematuro, con falta de peso o gemelaridad (algunas pensarán “mayor ingreso económico”).
“La mujer viene utilizada como medio para obtener una nueva vida, mercantilizando su cuerpo, y el niño es objeto de un deseo, pero no suficiente para constituirse en derecho. Se produce una cosificación del ser humano (madre e hijo) que pasa a ser considerado como un bien mercantil”, señaló la Dra. López.