Programa de televisión Noruego, logró destruir con base científica la ideología de género,  causando un debate social en el país y poniendo en evidencia las mentiras de la ideología de género.

Desde los años 80 se estimaba que Noruega iba camino hacia una sociedad de plena igualdad. Para el 2008, ya era mundialmente el país con la mayor igualdad de género, donde las mujeres habían aceptado todo tipo de trabajos que desempeñaban los hombres como en el campo técnico, profesionales y de servicios.

En el año 2010, el periodista y sociólogo Harald Eia analizó una realidad muy distinta, ya que las mujeres seguían prefiriendo las carreras de Enfermería y Educación, mientras que los varones preferían carreras como de Ingeniería y trabajos técnicos.  

Por estas incoherencias de igualdad, el periodista produjo el documental televisivo con el nombre “Lavado de cerebro”, el cual puso al descubierto las débiles bases sociológicas y psicológicas que argumentan los ideólogos de género.

Este programa desacredito y ridiculizó a los promotores de la “cultura queer”, los cuales afirman que la orientación sexual y la identidad de sexual o de género las personas son el resultado de una construcción social, por lo tanto no existen papeles sexuales esenciales biológicamente inscritos en la naturaleza humana.

Para muchos, el programa dio un golpe demoledor a la ideología de género en los países pioneros y  no es para menos, ya que a raíz del debate ocasionado en Noruega, El Consejo Nórdico de Ministros (organización de cooperación inter-gubernamental), integrada por Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia, decidió retirar sus fondos del Instituto de Género Nórdico (NIKK), que promovía la igualdad de género.

Los realizadores del programa se embarcaron en una aventura que trajo como resultado los siete capítulos del programa “Lavado de cerebro”, donde se descubrió la patraña de los ideólogos de género.   

En el primer capítulo, el programa preparó una serie de entrevistas a investigadores noruegos y extranjeros acerca de a igualdad de género, el papel de la paternidad en la sociedad, el homosexualismo y la heterosexualidad, la violencia en la sociedad, el sexo y la raza. Comenzando con preguntas sencillas a mujeres y hombres; profesionales y técnicos.

Asimismo, los realizadores transmitieron las mismas preguntas a investigadores y científicos, así como también a los defensores de la ideología de género siendo ellos los principales directivos del Instituto de Género Nórdico.

Con un impresionante despliegue técnico y de producción, los realizadores del “Lavado de cerebro” hicieron este proyecto internacional, ya que no solo se quedaron en Noruega, sino que viajaron a Estados Unidos, Inglaterra y otros países europeos, donde encontraron una serie de respuestas.  

Por ejemplo, introdujeron sus cámaras al interior de un hospital y entrevistaron a diversas enfermeras acerca de la elección de su carrera, ellas respondieron que socializar con personas era más divertido que permanecer en un trabajo de computo. El programa logró mostrar que la construcción civil era un trabajo casi exclusivo de hombres y el de enfermería era característico de mujeres, pese  a que durante más de 20 años, el Gobierno noruego había impulsado programas para aumentar el número de ingenieras y de enfermeros.

El periodista trató de encontrar los motivos de la situación, por ello entrevistó a la ministra de la Infancia e Igualdad, Anniken Huitfeldt quien descartó que las niñas fueran peores en ciencia; al contrario superaran a los varones, excepto en deportes. Esto da como resultado que en el país existe desigualdad en la enseñanza entre niños y niñas.

Las conclusiones llegaron a concluir que no era cierto que mientras más desarrollado e igualitario era un país existiría más igualdad entre hombres y mujeres. Por ello que cuando el periodista llevó los innumerables resultados científicos a los investigadores de género, viéndose acorralados y sin argumento alguno que puedan sostener sus mentiras, solo les quedó negar todo sostuvieron que se debía a las influencias culturales, pero poco le duró la excusa, ya que al poco tiempo le cerraron su instituto de género.